Melífero Silencio.
La hiel que se esconde tras el dulzor del melífero silencio
Nos acompaña en este círculo irreal de tres puntas arrojadas al viento
Hiel que sólo el paladar del paciente anciano terco es capaz de degustar
A pesar de las yagas que en su garganta se van abriendo.
¿Y como no verse tentado ante la embriagadora introspección del cántaro?
Si sólo en su exquisita locura pueden florecer los jardines ahora muertos
Bebo, bebes, todos bebemos
Del tímido cuerno bebemos, del callado cuerno bebemos
De cuyo viejo y agrietado cuenco van cayendo
Como gotas… uno a uno los secretos.
En fin, eleva tu brazo, inclina ya tu mano
Y otorga con ello la lingual bienvenida de tus labios
Entrégate a éste, al que ya me he entregado
Al dulzor amargo, al melífero silencio que ahora guardo.